Nuestra historia nace de una amistad de toda la vida. Dos amigos de la infancia, compañeros de colegio y de equipo de rugby, que siempre soñaron con trabajar entreamigos. A los 30 años decidieron dar el gran salto y emprender su propio camino.
Corría 1990 cuando Emilio Corvalán y Francisco Fraguas compraron su primera finca en Maipú, Mendoza. Allí plantaron viñedos y durante más de una década se dedicaron a vender uva. En plena crisis del 2001, apostaron fuerte: adquirieron una bodega para elaborar y vender su propio vino mendocino.
Durante años fuimos proveedores de grandes bodegas de la región. Pero en 2017 llegó el recambio generacional: Fran y Mati, hijos de Francisco, se sumaron a la empresa. Fue entonces cuando decidimos dar un paso más: crear nuestras propias marcas. Sabíamos que la calidad de nuestros viñedos y la pasión de nuestro equipo nos permitirían elaborar vinos únicos.
Y el tiempo nos dio la razón: hoy, después de 8 años, nuestros vinos han sido reconocidos internacionalmente con premios y excelentes puntajes.
NUESTRA MISIÓN
Elaborar vinos de alta calidad que celebren una forma de vivir: con pasión, honestidad y respeto por la tierra y por las personas. Mantenemos vivos los valores que nos transmitieron nuestros antepasados, convencidos de que cada botella puede encender algo positivo en quien la comparte.
Nos moviliza imaginar a gente de todo el mundo descorchando nuestros vinos, brindando y celebrando. Que la combinación de nuestros viñedos, trabajo y conceptos puedan convertir un momento normal en uno especial es lo que realmente nos impulsa a seguir creciendo y mejorando cada día.
¡SUMATE A NUESTRA FAMILIA!
Queremos que cada uno encuentre su momento ideal para disfrutar de nuestros vinos:
Bochinche y Entreamigos, perfectos para compartir con amigos.
Tigris, ideal para disfrutar en pareja y brindar en la intimidad.
Torreleones, para esos momentos realmente especiales.
Te invitamos a descubrir cada línea, sorprenderte con sus matices y, sobre todo, disfrutarlas sin pretensiones. No hace falta entenderlo todo, basta con brindar y celebrar. Porque de algo estamos seguros: el vino es pura alegría.